Pecabilidad y pecaminosidad
Pecado:
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el pecado es aquello que se aparta de lo recto y justo, o aquella falta a lo que es debido; en la religión, es la transgresión de una ley o práctica sagrada, sancionada por la divinidad. En particular, según el judaísmo, el cristianismo, y el islam. En la mayoría de las religiones existe una determinada idea de lo bueno y lo malo. Pero sólo en las tradiciones judeo-cristiana e islámica se considera la referencia característica del pecado, convirtiéndose en el mal, comportamiento en un crimen directo contra el Ser Supremo.
En ningún otro libro sagrado se encuentra tan desarrollado el sentido del pecado como en la Biblia. A través de las Escrituras, el pecado es el elemento que enemista a los seres humanos con Dios, lo cual exige que haya arrepentimiento para obtener su perdón. En el Nuevo Testamento, el pecado es la condición humana esencial que reclama la labor redentora de Cristo.
Pecabilidad:
A grandes rasgos, podríamos definir esta expresión como la capacidad o posibilidad que poseen los seres humanos para pecar, y la misma contaminación que el pecado ejerce sobre ellos.
Pecabilidad y pecaminosidad de Jesús
Ya tocando el punto a tratar acerca de Jesús y el pecado, es necesario observer a Cristo desde sus dos naturalezas. Jesús, como Dios comparte todos sus atributos; y poseyendo todas estas características, decide despojarse de ellas y hacerse hombre, con todo lo que esto implicaba. Él vino a esta tierra tomando la natraleza humana y caminó de este lado ... en obediencia... el podia en cualquier momento cruzar la linea y hacer uso de su naturaleza divina, pero no lo hizo...vivió y murió como ser humano...de carne y hueso....pero sin pecado.
Muchos no están de acuerdo al afirmar esto, pues se daja abierta la posibilidad de Cristo ante el pecado, aunque sabemos que no cometió pecado, sino que en su propia libertad decide obedecer al Padre, convirtiéndose en ejemplo para los seres humanos.
Es posible englobar los argumentos que defienden la pecabilidad de Cristo en dos razones principales: (a) como ejemplo para los hombres, (b) para identificarse con la raza humana en su totalidad.
a) Jesús, al igual que el resto de los hombres recibió el libre albedrío, y al contrario del primer hombre, Adám, decidió, en su amor por el Padre, optar por no pecar. Con esto nos muestra que teniendo una relación tan íntima con el Creador, como era la suya, se puede hacer frente al pecado y resistirlo.
b) El punto principal aquí es la tentación, que según el DRAE es la instigación o estímulo que induce el deseo de algo. Muchos no miran la tentación de Jesús relatada en Marcos como un mero simbolismo, pero hay quienes afirman su veracidad:
“Naturalmente era una tentacion lo que puso satanas delante de el, y no una representación teatral, Santiago 1:13, dice Dios no puede ser sometido a prueba y el Diablo lo sabía, entonces ¿por qué lo tentó? Porque... Pudo haber pecado y decidió no hacerlo, y eso no debe confundirse con "no podía pecar"...”
"La tentación fue una reunión actual entre un Salvador personal y un Diablo personal. Satanás, y no nuestro Señor, fue puesto a prueba en el desierto. El fue desenmascarado, pero nuestro Señor fue revelado en la perfección de Su Humanidad.”
“Si una persona no es susceptible de pecar o si el pecado no tiene atractivo para él, el pecado es una farza.”
No se trata de decir que Cristo sentía deseos de pecar, pues si se tiene el pecado como la negación del amor de Dios, de lo que Él hizo, el apartar a Dios del corazón, sonaría herético. Pero sí se podría afirmar que en el caso de la tentación de Jesús que se presenta en el evangelio de Marcos, este Dios- Hombre debió haber sentido la “tentación” por hacer uso de, llamémoslo así, sus capacidades y/o derechos que hacían parte de la naturaleza divina, parte de su composición total; las cuales, por cierto, rechazó al tomar forma de hombre pero que posiblemente podia estar deseando desde su humanidad.
No obstante, vale recalcar que Cristo no pecó, pero era necesario que estuviese presente la tentación para que, como hombres, entendiesemos la grandeza de la obra redentora del Hijo de Dios. Pasajes bíblicos como Romanos 8: 1-4, Hebreos 4:15, Hebreos 2: 18, y 1 Pedro 2: 22, presentan una muestra clara de la necesidad de la tentación en Jesús.
Es claro que para teólogos como R. S. Sproul, W. T. Purkiser, Eugene Priddy, Paul Tillich, James Monngomery y Stanley Horton, Jesús no pecó, pero tenía la libertad de hacerlo. Según ellos no lo hizo porque sentía un gran compromiso con el Padre, por su estrecha relación con Él, porque debía ser el “cordero sin mancha” para sacrificio por los hombres, porque era el portador de la salvación y pecar le representaba la alienación con el Padre, y porque sencillamente la santidad de su naturaleza divina “contagiaba” su naturaleza humana.
Impecabilidad
Impecabilidad:
Impecabilidad de Jesús
- Aprueban esta teoría: Emery H. Bancroft, J. M. Pendelton, Wolfhart Pannenberg, Floreal Ureta, José M. Martínez, Guy P. Duffield, Francisco Lacueva.
Bancroft lo expone de la siguiente manera, Cristo posee naturaleza santa, tanto en lo humano como lo divino, unida a la Personalidad del Hijo, poniendo en claro que desde el momento en que esta personalidad está en union con el Padre, se le hace IMPOSIBLE el solo consentir la posibilidad de pecar.
- José m. Marténez, Luis Berkhof, y algunos otros se refieren a la unión hipostática, y explican la impecabilidad de Cristo desde este punto, poniendo en claro que aunque Jesús fue 100 % humano y 100% divino la voluntad divina primaba sobre su voluntad humana.
- La defenza de la impecabilidad del Hijo de Dios y Salvador de los hombres desde su nacimiento virginal la encontramos en Edgar Mullins, José M. Martínez, Guy P. Duffield, Edward W. A. Koehler y Luis Berkhof.
Es claro que Jesús era totalmente humano y totalmente divino y fue el “cordero sin mancha” que se entregó en lugar de la humanidad para redimirla de pecado y justificarla ante el Padre. No obstante, no se puede garantizar que él pudo pecar, pero es más tranquilizante pensar en esta opción, pues como algunos de los teólogos antes mencionados propusieron, Cristo logró, siendo Dios, identificarse completamente con su creación.